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3 DE JUNIO DÍA DEL INMIGRANTE ITALIANO

Todos los 3 de junio se conmemora el “Día del Inmigrante italiano”. Esta fecha fue establecida con motivo de ser el día del nacimiento de Manuel Belgrano en 1770, que era hijo de italiano. Su padre era oriundo de Oneglia un pueblo de la Liguria, Italia. Un antepasado de esta familia cultivaba trigo en Italia y lo hacía tan bien, que alguien elogiando el producto de su trabajo le dijo “Bello tú grano”. Dando origen al apellido Belgrano que deriva de esta expresión cargada de admiración.

Cada 3 de junio homenajeamos a los/las inmigrantes italianos/nas que vinieron a nuestro país en búsqueda de paz y bienestar. Búsqueda que emprendieron con trabajo y esfuerzo, contribuyendo al desarrollo económico y cultural de nuestro país. Labor que queremos reflejar en este relato centrándonos en un aspecto de la historia de la inmigración italiana en Chivilcoy: La juntada de maíz.

El “Barrio del Pito” debe su nombre a la costumbre que tenían los inmigrantes italianos que lo habitaban de fumar en pipa. El barrio estaba ubicado a la vera de la Avenida coronel Ramón L. Falcón, que actualmente se llama 22 de Octubre en homenaje a la fecha de fundación de nuestra ciudad. Tanto la barriada como su gente eran pintorescas. Estos inmigrantes que llegaron a Chivilcoy a partir de la segunda mitad del siglo XIX, procedían de Sicilia. La isla que en la antigüedad había formado parte del imperio ateniense y que figura en los libros de Historia con el nombre de Magna Grecia. De esa época lejana han perdurado en el sur de Italia los nombres de algunas ciudades como Menfis y los restos arqueológicos de varias construcciones.

La mayoría de estos inmigrantes eran originarios de Palermo, Mesina y otras ciudades de la isla meridional y se establecieron en el mismo barrio siguiendo los pasos de los primeros radicados allí. Donde por etapas, con mucho trabajo y esfuerzo, habían logrado construir sus modestas viviendas. Dependiendo para ello del rendimiento que daba la juntada de maíz. En la primera etapa compraban un terreno y construían una habitación. Cocinaban al aire libre o en un improvisado armazón de chapas. Al año siguiente, si les iba bien en el trabajo, se ampliaba la construcción con otra habitación y si el dinero alcanzaba se levantaban las paredes de la futura que estaría destinada a ser el comedor y sala donde recibir a los paisanos del barrio, ya que existía la costumbre de visitarse frecuentemente, aun cuando algunos, y a pesar de la amistad, se miraban un poco de reojo, porque competían entre ellos.

Con respecto a la juntada de maíz, debemos señalar que rápidamente habían aprendido a realizar las tareas del campo. Así uno de los trabajos más duros, sufridos, lleno de obstáculos y contratiempos, era realizado por los dignos y esforzados sicilianos que, cuando llegaban los últimos días del mes de marzo y comienzos de abril de cada año cargaban sus equipajes y en una chata que les enviaba el chacarero iban en dirección al lugar de trabajo. La campaña tenía una duración que oscilaba entre dos y cuatro meses. Lapso de tiempo durante el cual el barrio quedaba vacío. Sólo de vez en cuando venia el jefe de familia a comprar algo que no había en el campo.

Antes de partir hacia el trabajo se habían acordado (sin mucha discusión) el sueldo y las condiciones. Se miraba atentamente el sembradío y las características del campo: si había chamico, [2] abrojos o chinchilla. [3] Pues de la existencia o no de estos factores se determinaban las exigencias de los/las juntadores/ras. Ya que la dura faena era realizada por toda la familia: hombres, mujeres y niños. De aquel rudo trabajo nadie se libraba. Cuando las fuerzas de alguno de los hijos flaqueaban, las madres los alentaban con estas palabras: 'si juntás tantas bolsas al día, papá te comprará la chaqueta nueva y el par de zapatos que te hacen falta'. A las muchachas se les prometía el vestido para las fiestas. Todos debían ayudar y olvidarse de las penurias, siguiendo el ejemplo del jefe de familia que era alternativamente cariñoso, frío y mandón. Había que juntar bien, sin dejar espigas y levantar las que estaban en las plantas caídas. No se toleraban errores ni excepciones. El objetivo era dejar conforme al patrón y asegurarse el trabajo para el año siguiente; además, era condición imprescindible, para hacerse buena fama como juntadores eficientes y poco exigentes.

Cuando se terminaba la faena en una chacra, se pasaba a otra. A veces se rechazaba algún trabajo porque la temporada fuera de la casa era demasiado extensa. Durante la cosecha la casa en el pueblo quedaba deshabitada y la vereda se cubría de hojas, que sólo eran barridas por el viento, y yuyos. Toda la etapa de la juntada de maíz implicaba reuniones por la noche; los días de lluvia o los domingos. Para improvisar un baile en el galpón o allí mismo, en el rancho. Para animar el baile se valían de un fonógrafo y dos o tres discos de pasta que giraban a setenta y ocho revoluciones por minuto. A veces disponían de 'una verdulera'(acordeón), la de ocho bajos y alguna guitarra. También podía ocurrir que llegara algún joven que tuviera noticias de que había chicas lindas entre las 'juntadoras' y entonces venía a mostrar su virtuosismo en el acordeón a piano o algún otro instrumento para lucirse e impresionarlas.

Una vez terminada la campaña las familias volvían al pueblo. Solía ocurrir que algún muchacho se adelantara y regresara antes de que estuviera concluida la faena. Se volvía con el dinero ganado después de grandes esfuerzos y esos recursos, le permitían construir su vivienda y vivir el resto del año, porque esa consagración al trabajo le permitía pedir crédito. Así era como se independizaba de sus padres.

Los jefes de familia eran prudentes y previsores; al regresar de la 'juntada' y cobrado el dinero ganado con el sudor de su frente y aprovechando que la moneda valía, se dirigían a uno de los molinos y compraban varias bolsas de harina para hacer pan casero. La calidad de la harina que adquirían dependía de la cantidad de dinero ganado en la cosecha. Si se había ganado una buena cantidad de plata, se compraría la harina de mejor calidad y sino la de segunda, pero lo importante era que la familia no pasara hambre. Además, se compraban un cerdo que a veces llegaba a los trescientos quilos. De ese modo se aseguraban de disponer de grasa para cocinar y factura de cerdo.

Las amas de casa amasaban los tallarines y otras pastas. No obstante, a veces se compraban algunos kilos de macarrones, spaghetti, etc. De vez en cuando se variaba. Lo mismo ocurría con el pan. En algunas oportunidades se acercaban a la panadería y compraban trinchas, pan francés o galleta de campo.

Aquellas familias tan trabajadoras, que generalmente estaban constituidas por el matrimonio y cuatro, cinco y hasta ocho o nueve hijos podían andar vestidos con ropas sencillas y sin lujos, pero no les faltaba la comida.

El trabajo escaseaba en la ciudad. Se acentuó la crisis en la década del 30. Los que habían salido a juntar maíz se dedicaban a 'hacer changas': peón de albañil, alguna arada para trigo, pero era muy común que salieran a las chacras a comprar marlos y leña que luego vendían en la ciudad, pues habían adquirido una jardinera y un caballo y a veces dos. Así se fueron formando las familias descendentes de aquellos primitivos y nobles sicilianos que criaron y educaron a sus hijos en el respeto a los mayores, en la creencia de Dios, con estrechez a veces, pero siempre al calor del hogar y la familia.

Rubén Osvaldo Cané Nóbile


Citas


1) - Imagen tomada de https://www.diarioel9dejulio.com.ar/noticia/98872. Consulta del 31/05/2021.

2) - “Arbusto silvestre de la familia de las solanáceas, variedad de estramonio, de follaje sombrío, hojas grandes dentadas, blancas y moradas, y fruto como un huevo verdoso, erizado de púas, de olor nauseabundo y sabor amargo. Es narcótico y venenoso, pero lo emplean como medicina en las afecciones del pecho”. https://dle.rae.es/chamico. Consulta del 07/01/2021.

3) - “Mamífero roedor de aspecto parecido a la ardilla, de unos 20 a 30 cm de longitud, cuerpo rechoncho, pelo muy suave de color gris, más claro en el vientre; habita en América del Sur, en madrigueras subterráneas; su piel es muy apreciada en peletería”. https://www.google.com/search?q=chinchilla+definici%C3%B3n&oq=chinchilla+definici%C3%B3n&aqs=chrome..69i57j0i22i30l3.15913j1j15&sourceid=chrome&ie=UTF-8. Consulta del 07/01/2021.


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